Pequeños instantes de felicidad: esto es lo que te espera si pruebas el arte de vivir angevino. La región, entre ciudad y naturaleza, ofrece todas las claves para que disfrutes y para que, por una vez, solo pienses en ti mismo. Aquí todo es sencillo y está perfectamente equilibrado para que vivas intensamente el momento presente.
¡Un arte de vivir reconocido!
La «dulzura angevina» es mucho más que una leyenda contada en los poemas de Joachim Du Bellay («Les Regrets», editado en 1558). Es una manera de vivir en la que todo parece fácil, ligero, dulce y agradable. Es el equilibrio perfecto entre ciudad y naturaleza: podrás pasear por los callejones del casco histórico, descubrir los tesoros del patrimonio angevino y, muy cerca, encontrarte en plena naturaleza con un vaso de Coteaux du Layon en la mano y disfrutando de un ambiente Guinguette al borde del agua. ¡Esto también convierte a Angers en la mejor ciudad de Francia para vivir! (Clasificación de L’Express 2017)
¡A cada momento, un instante de felicidad angevina!
El arte de vivir angevino también es un sentimiento, un poco como cuando te despiertas con el calor de los rayos de sol en el rostro. Vivirás esta sensación en todo momento en nuestra región: cuando estés contemplando la puesta de sol sobre el Loira y una garza se pose a pocos metros de ti, o cuando disfrutes de la sobremesa tras cenar en el tejado del Théâtre Le Quai, frente al castillo iluminado, o incluso cuando saborees un Savennières, con sus suaves aromas de manzana asada y fruta exótica, tras un largo paseo por las viñas.